jueves, 16 de noviembre de 2006

Bajada de pantalones (inédita)

Varias personas me han comentado que vieron en la televisión un reportaje sobre “violencia en las aulas” en el que se recogían unas imágenes captadas con un móvil en las que un alumno le bajaba los pantalones a un profesor mientras este se daba la vuelta para escribir en la pizarra. Sé que es cierto que esto pasó porque mucha gente distinta me lo ha contado, pero admito que yo no he podido ver las imágenes porque mi psicoanalista me ha prohibido ver en la televisión programas en los que se hable de la ESO. Eso sí, la idea me ha impactado tanto, a pesar de no haber visto el video, que ando desde entonces dándole vueltas a qué haría yo si me pasara algo semejante. Al final la única determinación en firme que he adoptado es llevar todos los días a clase calzoncillos en los que aparezcan consignas educativas (“un parte disciplinario a todo el que lea esto”, “H2 0=agua” o “Cervantes escribió el Quijote”)… por si acaso. No obstante, y teniendo en cuenta la indefensión en que me hallo sumido de un tiempo a esta parte, me sorprende que la Junta no opte ya por suministrarnos lencería reglamentaria con el logotipo ese de los dos arcos y el triangulito en verde. Al fin y al cabo, y como están las cosas, no descarto que algún día nuestra ropa interior llegue a ser material de trabajo al igual que las tizas, los folios o las pastillas de prozac.

Hablando de bajadas de pantalones de la Junta, ¿alguien ha leído algo sobre la “seudo-selectividad” que han organizado para tercero de ESO hace poco? Si lo han sufrido o vivido, atestiguarán lo que voy a contarles ahora. Si no han leído nada aún al respecto, les prometo que me encuentro en perfectas condiciones (los que consumen drogas son mis alumnos, pero no yo) y que nada de esto me lo he inventado. Según parece, como en el informe PISA los alumnos españoles y en especial los andaluces lo hicieron tan bien, se nos ha obligado a repartirles una especie de reválida que no se parece en nada a la europea, que es más fácil y que por tanto está encaminada a limpiar el buen nombre de nuestra tierra. Lo más interesante es que en ella todo estaba dispuesto siniestramente a la andaluza. En lugar de analizar textos literarios, ¡la Junta ha incluido una canción de Andy y Lucas como pregunta estrella! En el bloque de Lengua, según me han contado los miembros de ese departamento, había que responder a diecinueve preguntas de las cuales muchas eran tipo test. Lo realmente llamativo es que en esos casos más de la mitad de las opciones eran válidas. Un ejemplo de pauta de corrección sería el siguiente: si el alumno opta por “a”, es un auténtico fenómeno (máxima nota). Si el alumno opta por “b”, ha demostrado mucha intuición (buena nota). Si el alumno opta por “c” demuestra no tener mucha idea, pero al menos ha demostrado gran capacidad para la improvisación (aprobado). Si el alumno opta por “d” ha fallado… pero seguro que eso se debe a que ya estaba cansado de acertar preguntas (no sea duro con su calificación cuando lo evalúe).

Hasta ahora he hablado del bloque de Lengua, pero del otro, del de matemáticas, mejor no decir nada. Al fin y al cabo, estos exámenes son una patraña. Los exámenes llegaban en un sobre lacrado y se corregían anónimamente, con un código, como en selectividad (teóricamente). En la práctica, los profesores que corrigen los exámenes son los mismos que les dan clases a esos mismos chicos y en cada momento sabían quién era quién. Además de eso, se prohibía expresamente que los folios salieran de los respectivos centros, pero esto no se ha cumplido ni de lejos. Minucias: teniendo en cuenta que era necesario endosarle diecinueve notas a cada alumnos en un tiempo récord y que no pagan ni un duro por semejante misión de micos correctivas, ¿se cree alguien que mis compañeros de Lengua y Literatura (o de Lengua y Andy y Lucas) se han esforzado mucho en la evaluación? Pero no se preocupen: si nuestros alumnos lo hacen bien, sacarán pecho los mandamases plenamente, pero si les da por hacerlo mal, ¿acaso no sacarán pecho también? ¿Qué cambia? ¿Qué diferencia hay? ¿Acaso no van a vendernos pronto que todos nuestros estudiantes son fantásticos y que la ESO funciona aquí mejor que en ninguna otra parte, corrijan los de Lengua lo que corrijan?

Tercero de ESO: primero de BUP. Ambicioso proyecto: los alumnos han de comprender lo que pone en un texto y saber escribir unas líneas. ¿Se pueden creer que muchos ni siquiera eran capaces de hacer eso? Pero no, nuestros alumnos son los mejores. Por tanto, no me preocupa que los chicos de nuestro no sepan leer ningún texto más complicado que las canciones de Andy y Lucas porque, al paso que vamos, habremos de conformarnos con salir favorecidos en los vídeos que nos graben con los pantalones bajados. Todo esto me hace evocar a un viejo profesor al que llamaban “el bikini” porque ‘enseñaba todo menos lo que tenía que enseñar’. A este paso, nuestro sistema se adscribirá bien pronto al “modelo bikini” porque eso de aprender cosas de las antiguas es una estupidez y una pérdida de tiempo. Eso sí, recomiendo encarecidamente que los bikinis promocionales de dicho modelo posean el emblema ese de la Junta para que nuestras profesoras salgan bien guapas en los videos que les graben. Por descontado, en eso de hacer logotipos nadie nos gana. La prueba era una patraña, pero he de reconocer que al menos el diseño de los folios, muchos se quedaron en blanco, era precioso. Estoy seguro de que nuestros bikinis y calzoncillos arrasarán este verano.


Prof. Cuyami