Las vestiduras también les rasgan
¿Vestuario o bestiario? Para que nadie me diga que las columnas del Profesor Cuyami no son interactivas (todo en la ESO ha de ser interactivo), hoy les propongo un juego. Apuéstense un café con la persona que tenga a su lado y acaten mis reglas. En efecto, y como ya la entradilla y el titular han delatado, hoy voy a tratar el tema de las tribus, de las formas (en plural) de vestir de los adolescentes. Para darle un poco de más vidilla, me he permitido el lujo de realizar un escuálido estudio para establecer un ranking de cuáles son los colectivos que mejores notas sacan y, por sus defectos, los últimos clasificados. ¡No vale seguir leyendo! Antes, apuesten. Voy a hablar, −para no dar pistas los cito ahora en orden alfabético−, de los canis, de los flamencos, de los góticos, de los “heavy”, de los pijos, de los raperos y de los surferos. ¡Ya! ¡No sigan leyendo hasta que no tengan, aunque sea mentalmente, un croquis de quiénes son los más estudiosos y quiénes los que cosechan más calabazas!
Séptimo lugar: los canis. Por si alguien no los conoce, dado que no están presentes en toda Andalucía, se caracterizan por llevar chándal blanco, collares de oro, prendas de deporte punteras y artilugios informáticos de última generación. Ya poseen una música propia (id est, Haze) dado que han llegado a convertirse en producto de consumo. El marbete nació con carácter despectivo, pero ellos lo han adquirido como marca de identidad y se sienten orgullosos de ser “canis”. Sexto lugar: los surferos. En general este colectivo está compuesto por chicos de familia bien, que presumen de ser los más guapos del mundo, pero no los más inteligentes. Rara vez saben hacer surf y calcan estereotipos americanos con resultados, la mayoría de las veces, altamente insatisfactorios. Llevan prendas con flores y motivos marítimos, y se ciñen a cuatro o cinco marcas específicas de ropa. Quinto lugar: los flamencos. Los hay de tres tipos: los que son auténticamente gitanos, los “entrevenaos” y aquellos a los que la naturaleza les negó el decoro. Este tercer grupo son los transexuales del gremio: se visten con pendientes muy ostentosos, llevan camisas y camisetas muy llamativas, el pelo muy largo, a poder ser rizado, y escuchan música de Camarón y de los cantaores locales. Lo dicho, los auténticos tienen arte y, aunque pocos sean punteros en los estudios, son capaces de arrancarse por bulerías en mitad de una clase, o de una guardia. Los impostados son otra cosa. Cuarto lugar: los raperos. De estética marginal americana, aunque sus madres sigan comprándoles los calzoncillos en la boutique local. Llevan pantalones anchos y camisetas de la NBA o de equipos de cuyos deportes ni siquiera conocen sus nombres. Todo en ellos es muy americano e inspirado en las letras de los raperos famosos. El lado bueno es, sin duda, que aquellos que componen estrofas poseen bastante vocabulario y, tal y como están las cosas, esa inclinación hacia el arte es lo máximo a lo que podemos aspirar. Tengan cuidado: estos tienen tendencia a hacer grafitis, así que llévense bien con ellos o recibirá una sorpresa. Tercer lugar: los góticos. Se les reconoce por ir siempre de negro, por semejar a los vampiros, por llevar las chicas los labios muy marcados, pero (sobre todo) por su cara de pena. Su pesimismo refleja un primer choque existencial contra la vida. Evidencian ser inteligentes porque al menos poseen inquietudes, por su carácter reflexivo. Cuando se consigue estimularlos con algo, se entregan. Poseen sensibilidad, pero su apatía los hace ser en la mayoría de los casos inconstantes. Algunos son una mera pose. Otros, realmente lo pasan mal y merecen todo el apoyo. En general, destacan en Literatura y suelen llegar a Bachillerato. Segundo lugar: los pijos. A pesar de su actitud arrogante, de su tremenda intolerancia, de su insustancial querencia a llevar banderas de España sin darles ningún lustre, suelen tener a sus familias muy encima y, aunque sea por el deseo de presumir o de seguir llevando ropa de marca, náuticos y polos, lo cierto es que suelen estudiar bastante (y respetan a los profesores). Conocidas por todos son las peleas entre canis y pijos. En los Institutos públicos, no obstante, escasean estudiantes verdaderamente pijos. Y, finalmente, el primer lugar de la clasificación es para los “heavy”, curiosa especie, alterada por el transcurrir de los años. Antes eran para echarse a temblar, pero los tiempos cambian, y ellos también. Si ves en clase a un chico con una camiseta negra de un grupo de música de dicho corte, estás de suerte. De ser los más malos del lugar han pasado a convertirse en los “friquis”, en estudiantes eruditos muy introvertidos, dominadores de Internet y del Inglés. Además de ser por lo general inteligentes, su personalidad les hará llegar a ser los ingenieros del futuro. ¿Acertaron? ¿Quién se llevó el café?
Prof. Cuyami