domingo, 6 de marzo de 2011

Bi

Ser bi es tener dos. Dos de lo que sea. Bimembre es que tiene dos miembros. Bicéfalo es que tiene dos cabezas. Bilingüe es, o debiera ser, el que tiene dos lenguas. Pienso yo que el bilingüismo perfecto es una utopía, sin embargo. Siempre pensé, y por desgracia ese siempre no ha caducado, que los alumnos que estudian en el extranjero volvían un poco alelados. Volvían, como poco, con ciertas palabras de más en una lengua que no les era propia. ¿Eso es ser bilingüe? Pocas cosas me dan tanta pena como ver a un nativo que pregunta “cómo se dice esto en español”. Asumo que hablar bien dos lenguas es bueno, que ser bi suele ser mejor que ser mono, pues los que son bi tienen, por ejemplo, el doble de opciones de ligar (que aquellos que solo hablan una lengua). Por desgracia, lo que me ha llevado a escribir esta columna es que estoy cansado de que se le llame bilingüe a cualquier cosa o persona.

Los centros bilingües son, en Andalucía, institutos normales en los que algún profesor se ha movido más de la cuenta para conseguir una reducción horaria y una subvención. Son institutos normales en los que se dan clases normales. Eso sí, se suele contar con una línea de alumnos, un curso por nivel, donde se agrupa a los niños más buenecitos para recibir unas clases especiales. ¿En inglés? ¿En francésl? ¡Estamos locos! En español, como toda la vida. Son clases normales impartidas por profesores normales, como tú y como yo, que se han habilitado mediante la entrega de papeleo y de algún que otro examen guarrindongo, pero que tampoco son bilingües, ni especialistas en la lengua en la que pretenden impartir su materia (¿matemáticas en inglés? ¿En un instituto público?). Son gente, los profesores habilitados, que si bien pueden hablar bien inglés o francés, no poseen tampoco, en líneas generales, el nivel necesario para impartir de forma fluida en otra lengua que no sea la suya una clase. Que yo supere los exámenes del instituto de idioma no me convierte por arte de magia en profesor capaz en dos lenguas.

Está bonito, nos viste a todos, presumir de que nuestros estudiantes salen del bachillerato con un dominio fastuoso de dos lenguas, al igual que dominan ya la informática de tal manera que todos, sin excepción, saben utilizar los ordenadores para aprender a aprender, para interactuar con el medio, y no solo para ver porno y descargarse series (?). Por desgracia, a efectos prácticos, a duras penas salen dominando el español. ¿Cómo vamos a pretender, en muchos centros, llamar al churro que les estamos aportando “educación bilingüe”? Cuando los informes revelan, y rebelan, que nuestros alumnos son excretados con demasiadas carencias para expresarse y para comprender textos, no ya en inglés, sino también en españo, sacamos pecho y rellenamos prospectos de propaganda. ¿Estamos locos?

Me acuerdo de Dora La Exploradora. Vi el otro día un episodio y me quedé consternado. Surge, de entre las sombras dictatoriales de nuestra lengua, un muchacho vestido de mago que mezcla español e inglés. No habla ni lo uno ni lo otro. Se supone, eso dirá algún pedagogo progre, que es fabuloso que los niños aprendan a mezclar palabras, que alternen ambos códigos como dominan la fusión de ron y coca-cola. Fue ver al Mago de Dora y me acordé de nuestro bilingüismo de actividades sueltas, de aclaraciones entre paréntesis, de no sé hablar inglés y pretendo enseñar a hablar inglés.

Vi en un episodio de los Simpsons que Marge pretendía ser profesora de piano sin saber tocar el piano. “Bastará con sacarle siempre una lección de ventaja al alumno”, dijo. Y algo parecido ocurre con los centros bilingües. Los políticos se hacen la foto y ocultan que profesores que no dominan dos lenguas tratan de enseñar a alumnos que no llegarán ni siquiera a dominar la propia. Eso sí, ¿saben la de pasta que se gastan en el experimento? Y la de votos que pretenden ganar. Además, por todos es sabido que es esta una forma preciosa para que muchos enchufados encuentren plaza, para que muchos patricios encuentren centros mejores, para que algunos vivan como reyes, mientras que otros nos quedamos con los despojos, con el resto de grupos que reclutan a los no escogidos.