lunes, 16 de noviembre de 2009

Sobre algunos comentarios

De un tiempo a esta parte estoy recibiendo comentarios basados en descalificaciones personales, hecho que me sorprende porque no había ocurrido en los cuatro años precedentes. Me hace gracia que alguien dedique su tiempo a redactar anotaciones que saben de sobra que no voy a publicar. ¡Qué forma de perder el tiempo! Si alguno desea contrastar sus opiniones conmigo, o soltar los excesos de testosterona que le envenan el cuerpo, le ruego que me mande un correo-e a profesorcuyami@gmail.com En caso contrario, no solo no podré publicar su comentario, sino que tampoco podré contestarle. Eso sí, no contesto todos los correos que recibo. Por fortuna son muchos y, además de eso, suelo tener bastante trabajo.

A muchos lectores se les olvidan cuatro cuestiones básicas:
a) Lógicamente en mi blog yo decido qué comentarios se editan y cuáles no. Un blog no es un foro. Un blog es el espacio personal de una persona.
b) Cuando uno acata la línea editorial de un columnista no ha de comulgar plenamente con su ideario, pero si tanto os repugna mi forma de expresarme o los temas que planteo... ¿Por qué no seguís a otra persona? Nadie tiene la obligación de leer lo que escribo, así que si verdaderamente os enerva leerme, no lo hagáis, os lo imploro. No quiero que nadie muera de un flato.
c) No olvidéis que estas columnas no (solo) reflejan vivencias personales. El profesional de la educación que se esconde tras el "PROFESOR CUYAMI" poco o nada tiene que ver con la persona que redacta los artículos. Esto nunca lo he aclarado porque siempre me ha parecido de sentido común. No mezcléis planos, el plano personal y el periodístico-ficcional, pues yo no narro las vivencias de ningún centro en concreto, de ninguna ciudad, yo no muestro mis propias vivencias sino un compendido de las ideas extraídas de los cientos de correos que recibo, al cabo del año, y que son mi fundamentación teórica para escribir todo lo que escribo. Por eso, no busquéis coherencia. No cuento mi historia, cuento muchas historias. Muchos de los datos aportados no son falsos, pero sí ficticios.
d) Por último, y por si alguien sigue dudándolo, quiero dejar claro que mi deseo es siempre favorecer el desarrollo de la educación pública, denunciar aquellos aspectos que pueden mejorarse e incidir en aquellos que van en una buena línea. Mi propósito es noble, aunque más de uno no se lo crea. No busco dinero, tampoco fama, me limito a ejercer mi libertad de expresión de la forma más contructiva y productiva que sé y que puedo. Si alguno sabe hacerlo mejor, como con frecuencia me decís, le animo a que lo haga. Estoy seguro de que yo me convertiré bien pronto en su primer y mejor lector.