martes, 28 de octubre de 2008

El De Lorean y el de Bolonia

Hay horas que no existen. Madrugada del domingo. Me propongo realizar un experimento antropológico fascinante. He optado por mantenerme despierto justo hasta ahora. Son las dos y, si todo me sale bien, cuando termine de redactar estas líneas, seguirán siendo las dos. O volverán a serlo, mejor dicho. Si consigo cumplir con el reloj, que tengo sincronizado con la Puerta del Sol de Madrid, esta página será invisible, me sentiré Michael J. Fox y habré viajado al pasado o regresado del futuro, porque habré escrito una columna en una hora inexistente. Paradójicamente, pretendo en ese tiempo contar una historia de otra hora que no existió tampoco. Pero de otra manera.

La mañana del pasado miércoles se inició como cualquier otra. Tomé mi maletín, crucé el vestíbulo principal del edificio y me adentré en el pasillo donde dan clase los grupos de bachillerato. Para mi sorpresa, todas las aulas estaban a oscuras. No había nadie. Me planteé seriamente si mi reloj estaba correcto, dado que mi grupo de segundo suele ser puntual. Tal vez, hubiera llegado yo más temprano de la cuenta. No, nada de eso. Bajé de nuevo, comuniqué el hallazgo al jefe de estudios y fui a tomar café con otro compañero, que se encontraba en la misma situación. Ya: sin más. Habían hecho huelga. A través de los mensajes a móviles, del Tuenti y de otras páginas de Internet, gracias al mésenyer, habían coordinado una reivindicación que la mayoría de ellos no comprendía demasiado bien. En mi opinión y en su mayoría, demostraron ser bastante vagos, pero no solidarios. Eso sí, durante mi clase del día siguiente (esa sí existió), me asediaron a preguntas sobre el tema. Transcribo aquí, junto con mis respuestas, lo que fue surgiendo. Quizá esta información le sirve a alguien para enterarse de algo.

¿Por qué no vinimos ayer? Porque había una huelga contra el Plan Bolonia, convocada por el Sindicato de Estudiantes. ¿Qué es ese plan? Básicamente, un acuerdo europeo para poner en común los planes de todos los países de la Unión, que no se parecen demasiado entre sí. Bueno, pero ¿y por qué nos quejamos? Se suponen que estáis en contra de que se privatice la Enseñanza Pública. ¿Qué significa que se privatice la Universidad? Nadie lo entiende muy bien, ni siquiera yo. Las Universidades, a día de hoy, tienen acuerdos muy amistosos con ciertos bancos y cajas y se deben favores entre ellos. ¿Y eso afecta a los universitarios o solo a los bancos? Sí, les afecta, por eso se ponen en huelga los universitarios: se intuye que todo tenderá a proyectarse al mundo de la empresa. Toda titulación ha de ser rentable, servir para crear empresas y generar dinero. Si una facultad no es productiva, es castigada. ¿Todas las facultades podrán ser rentables? Evidentemente, no. Aquellas que son de Humanidades van a pasarlo mal, porque no se ajustan a las directrices europeas. ¿Nos afecta eso a nosotros? Sí, en la medida en la que pronto seréis universitarios. Además, vuestro sindicato considera que ha aumentado la inversión en la Enseñanza Privada y Concertada y que está perdiendo comba la Educación Pública, que es la vuestra. ¿Es eso cierto? No lo sé, honestamente. No creo que el problema de la Pública sea que la Concertada reciba más dinero. De hecho, me alegro por los profesores de la Privada: no hay que ser envidiosos. ¿Y qué es lo que se ha dicho que pasará con las becas? Se supone que se pretende sustituir las becas universitarias por préstamos con interés muy bajo que, a medio o largo plazo, hay que devolver. ¿En serio? No me lo creo demasiado, la verdad. Al menos, no creo que eso suceda en los próximos años. Eso sí, parece claro que si no hay dinero en ningún ámbito de la sociedad, las becas se recortarán también… Pero, ¿entonces nadie irá a la universidad? Sí, iréis, pero se dice que habrá menos estudiantes. De todas formas, también se comenta que van a endurecer selectividad, incluyendo un examen oral y haciéndolo más complicado todo. Eso sí le quitará las ganas a más de uno. ¡Esto es una estafa! ¡Hay que protestar! ¿Cuándo habrá otra huelga? Por lo pronto está prevista otra, para el 13 de noviembre (…).

Hay horas que no existen. Madrugada del domingo. Me propongo realizar un experimento antropológico fascinante. He optado por mantenerme despierto justo hasta ahora. Son las dos y, si todo sale bien, cuando termine de redactar estas líneas, seguirán siendo las dos.