viernes, 26 de junio de 2009

La bolsa o la vida

Recuerdo aquella escena milenaria, tomada de aquella película milenaria, en la que una cámara enfocaba el vuelo inconstante de una pequeña bolsa de plástico. Subía y bajaba con facilidad, inculcada en sus virajes, por rachas desiguales de viento. Eso es la belleza, como reza parte de su título. Antes bien, he dejado de ver belleza en eso. Hace meses que surgió el rumor: las bolsas de interinos estaban paradas. A esto le sumamos que en Andalucía no es posible saber el orden exacto de los presentes. Solo se revela quién es el primero que ocupa el escalafón y tu puesto exacto, pero nunca la lista completa. Hablo de las bolsas de interinos, por si no se nota, de las cuales salen los profesores que realizan las sustituciones para reemplazar a los caídos en acto de servicio. En la virtualidad más sublime, introduces tu número de ciudadano español y la aplicación informática te devuelve otro distintivo algebraico según el cual sabes si estás a punto de trabajar o no. Son muchos más los que distan mucho de hacerlo, que aquellos que permanecen en capilla, todo sea dicho, pero hay quien sí se lleva alegrías de vez en cuando. A veces esas alegrías vuelven a encabezarlas interinos con mucho tiempo de servicio… y tus ilusiones se frenan en seco porque ese cambio viene acompañado siempre de pérdidas de puesto. En algunas especialidades, ningún opositor de libre (o sea, los que no eran interinos) ha podido todavía comenzar a trabajar (casi un año después de las oposiciones). No tuvieron plazas en las oposiciones y ahora tampoco la bolsa de interinos tiene para ellos un hueco habitable.

Un amigo que trabaja dentro del gran pastel (¿les he dicho alguna vez que Torretriana me recuerda a una enorme creación de la hermana de Arguiñano?) me dijo una vez que es un auténtico milagro que cobremos la nómina cada mes. Me dijo que el funcionamiento de la Consejería de Educación es un desastre. “Si no se publica la lista completa de los interinos es porque hay muchos cambios”, me dijo. “A veces se altera el orden si hay alguna sentencia que así lo aconseja, otras veces… bueno, tú sabes, a veces alguien tiene que adelantar algún puesto por algún motivo”. Hoy puedes estar el treinta y mañana y cuarenta y uno. No hay esperanza, ni criterio: simplemente pasas las horas muertas cruzando dedos y enlaces, con la feliz esperanza de que algo altere y alterne las cosas. Últimamente, los milagros no ocurren. Se dice que estamos en crisis y que ampliar las plantillas de profesores ha dejado de ser una prioridad. “Es inútil, el próximo curso no trabajaremos”, escuché decir a un par de chicas que casualmente pretenden entrar en el gremio y que compartían, junto a mí, equipo en un cibercafé.

Existe una leyenda urbana que reza que nuestros sindicatos han pactado con la Junta que el próximo año muchas sustituciones “cortas” no se cubran. También existe la creencia de que ahora, faltando poco más de un mes, aquellos que nos hagamos un esguince, tampoco seremos reemplazados. Según eso, si es cierto, nuestros compañeros habrán de hacer guardias, agotándose aún más en un mes que se las trae, y los alumnos estarán desamparados en las postrimerías del curso. Más que nada porque hay que ahorrar gastos. USTEA ha creado una página que pretende recabar información sobre qué centros están desatendidos, sobre qué sustituciones no se cubren… y no son pocos ya los inscritos. Parece que esa es, de un tiempo a esta parte, una de las consignas que se perciben: el ahorro pasa por un deterioro en la calidad de la enseñanza pública. Ya ocurrió con muchos proyectos del CEP, para los que dejó de haber dinero hace tiempo; influye en el tránsito de las bolsas de interinos y repercutirá también en aspectos tan importantes como la creación de nuevos ciclos formativos (¿se juegan algo a que en el próximo ejercicio el ritmo de crecimiento de la FP se estancará de forma notable?).

Nunca he pasado por una de esas listas. Pese a lo cual, quiero mandar palabras de ánimo a todos aquellos que están pendientes de la llamada de la selva. Cuando suene el teléfono, estaréis dentro. Los problemas pasarán entonces a ser otros. Sé que creéis que todo estará solucionado entonces, que los planes de boda pueden recrudecerse, que habrá babero nuevo para el bebé. Sin embargo, ya os lo digo, los problemas se multiplicarán exponencialmente, y nada estará resuelto (siento romper el sueño, vuestro trabajo no estará garantizado de por vida). Eso sí, ¡disfrutad del momento! Llorad cuando os llamen. Bailad bajo la lluvia: ¡lo que sea! Pero no os ilusionéis en exceso. En lo relativo a la Junta y a sus burocracias, no os ilusionéis jamás. Es una amante ingrata. Y no corren buenos tiempos. Omiten.