miércoles, 4 de agosto de 2010

Despedida del IES

En el fondo creo saber cómo os sentís. Tenéis miedo. Al futuro y al año que viene. Sentís nostalgia de los momentos vividos, de las horas en el patio. Estáis nerviosos, por las notas, por la selectividad, por todos los cambios que se acercan. Lleváis encima una buena carga de estrés. Estáis ilusionados porque todos vuestros sueños están más cerca. Sentís vértigo y miedo al fracaso. Recordáis a los compañeros que se han quedado en el camino, viejos amigos, antiguos novios… Os viene a la cabeza los nombres de los profesores que os hemos acompañado. Qué lejos quedan algunos…

Tenéis mucho miedo a caeros, porque la noria ha comenzado a girar demasiado deprisa. Y buscáis una mano a la que agarraros, pero descubrís que todos los demás tienen el mismo miedo que vosotros a no encontrar una mano como la vuestra. Tenéis ganas de llorar, de beber, de dar un millón de abrazos. Teníais muchas ganas de que llegara esta noche… pero ahora os aterra que esta noche se marche. Y sí: queréis escuchar que todo saldrá bien, pero nadie puede deciros el final de una historia que no se ha escrito todavía. ¡Porque es vuestra historia! Como me pedís un solo consejo, solo uno, os diré que siempre vale la pena arrepentirse de más, que no de menos. Siempre vale la pena gastar los zapatos, temblar de frío, atreverse a cruzar la frontera, aunque solo sea para mirar hacia atrás y ver precioso vuestro pueblo repleto de estrellas y de luces.

Vosotros sois los elegidos. De entre tantos muchachos de la comarca habéis sido escogidos para representarnos en la Universidad, para ir a los ciclos superiores. Vosotros sois nuestra esperanza para construir un mundo nuevo: más justo, más sano, donde todos seamos un poco más felices. Y hasta aquí, os hemos acompañado. Ahora os toca a vosotros seguir solos y encontraros a vosotros mismos. Desde este momento, para la mayoría de vosotros, ya no somos vuestros profesores. Somos un trozo de pasado, que pronto se convertirá en leyenda. Y no olvidéis vuestra leyenda, pues todo lo que sois se explica desde aquí. Ya no sois niños, pero siempre seréis nuestros niños. Lo que os ha hecho ser quienes sois, nunca se apartará de vosotros, porque siempre os llevaremos dentro.

Decir adiós es duro. Pero es bonito tener esa oportunidad. Vosotros, en este momento, tenéis la ocasión de decir a las personas a las que queréis que es así. Vosotros, en este momento, tenéis la oportunidad de decirnos que fue importante para vosotros todo lo vivido. Yo quiero comenzar. Quiero comenzar dándoos las gracias por devolverme la fe en un montón de cosas buenas, queridos bachilleratos: me devolvéis la fe en vuestra generación, pues sois un arma cargada de futuro. No perdáis la ilusión. No perdáis esa luz que hay dentro de vosotros y que brilla tanto. Por ella os admiramos.

Esta es vuestra noche. Antes no sabía cómo empezar este discurso y ahora no sé cómo terminarlo. Disfrutad mucho esta noche y recordad que nadie podrá con nosotros. Ni selectividad, ni nadie. Porque valéis mucho. No permitáis jamás que os hagan sentir poca cosa. No tengáis miedo a perder y mucho menos a ganar. No temáis ser vosotros mismos, la mejor versión de vosotros mismos. Nadie podrá con nosotros. ¿Me oís? ¡Nadie podrá con nosotros! Y esta noche estamos aquí para celebrar que nadie podrá con nosotros, de hecho. Ni siquiera el tiempo. ¡Y mira que pasa rápido, sobre nosotros! Hace nada que habéis llegado y ya os marcháis. De haberlo sabido… ¡no os hubiéramos cogido tanto cariño!

Gracias por ser como sois. Os queremos mucho y este siempre será vuestro instituto. Hablo en serio: pronto nosotros no seremos ya vuestros profesores, pero este siempre será vuestro instituto. Me hubiera gustado encontrar palabras mejores y decir cosas más emocionantes, pero es que no sé qué deciros. Al fin y al cabo, y después de tantas horas juntos, nos va tocando quedarnos en silencio. Comeos el mundo, por favor. ¡Sed valientes! Y, si os queda algo de tiempo libre, hacednos alguna visita. Porque os vamos a echar muchísimo de menos… ¡Suerte en la vida!